Bernard Arnault: Visionario de las marcas de lujo

Ni la pandemia ni la recesión han afectado a la riqueza del Presidente y Director General del primer grupo mundial de productos de lujo: convirtió el holding familiar LVMH en una sociedad anónima repartida a partes iguales entre sus cinco hijos.

Si los propietarios de todas las empresas del sector del lujo supieran cómo hacer que sus productos sean atemporales, modernos, de alta calidad e innovadores, pero también muy rentables al mismo tiempo, probablemente la riqueza del multimillonario francés Bernard Arnault no sería tan inmensa. El Índice de Multimillonarios de Bloomberg le estima en 171.000 millones de dólares, lo que le convierte en el europeo más rico, y recientemente en el hombre más rico del mundo. Deja atrás a Elon Musk, el dueño de Twitter y Tesla.

Presidente y consejero delegado de LVMH, conglomerado que gestiona 75 prestigiosas marcas en todo el mundo, las más famosas de las cuales son las casas de moda Dior, Louis Vuitton, Fendi, Loewe, las de champán Dom Perignon, Moët&Chandon y Krug, las de relojería Hublot, Tag Heuer y Zenith, y las de joyería Tiffany, Chaumet y Bulgari, también es propietario de la empresa de hostelería y ocio Belmond, que explota 46 hoteles de lujo, castillos, villas, servicios de tren y cruceros fluviales en todo el mundo. El astillero Royal Van Lent, fundado en los Países Bajos en 1849, forma parte del grupo LVMH. El grupo familiar Arnault posee el 48% de LVMH y el 63,5% de los derechos de voto. El Comité Ejecutivo, compuesto por 12 personas, dirige la empresa, con Bernard Arnault como Consejero Delegado.

En la junta anual de accionistas celebrada a principios de este año, se elevó de 75 a 80 años la edad máxima del Director General de LVMH. Este verano, Arnault padre, de 73 años, cambió la estructura jurídica de su holding familiar Agache por una sociedad anónima para garantizar el control familiar de LVMH a largo plazo.

El holding familiar estará controlado por Agache Commandite SAS, que estará participada a partes iguales por los cinco hijos de Arnault, fruto de sus dos matrimonios. Todos ellos trabajan actualmente en la empresa. Su única hija, Delphine Arnault, es la vicepresidenta ejecutiva de Louis Vuitton. A principios de 2019, se convirtió en el miembro más joven del Comité Ejecutivo de LVMH, con 43 años.

Cuando se casó con el heredero del vino italiano Alessandro Vallarino Gancia en 2005, los medios franceses la llamaron "la boda del año". Se divorciaron cinco años después. Delphine tiene una hija, pero, como todos los hijos de los Arnault, es discreta en lo que respecta a su vida personal. Antoine Arnault es Director de Comunicación de Louis Vuitton, Director General de la empresa de moda masculina Berluti y Director General de Loro Piana, conocida por su producción de cachemira. Es el hombre que más se parece a su padre y está casado con la supermodelo Natalia Vodianova, nacida hace 40 años en el seno de una familia rusa pobre en Gorki (Rusia). Conoció al rico heredero en 2008, durante el rodaje de una campaña para LVMH.

La pareja vive en París con sus dos hijos y otros tres del anterior matrimonio de Natalia con el aristócrata británico Justin Portman. Alexandre es el Vicepresidente Ejecutivo de Tiffany & Co, legendaria casa estadounidense de joyas de lujo que LVMH compró por 16.000 millones de dólares el año pasado. Antes de asumir su cargo en Tiffany, Alexandre fue Consejero Delegado de Rimowa, fabricante alemán de maletas, también propiedad de LVMH. Su hermano menor, Frederic, se convirtió en CEO de Tag Heuer en 2020.

Al igual que su padre, estudió en la École Polytechnique de París, pero antes de incorporarse a la empresa de su padre, hizo prácticas en Facebook y en McKinsey & Company. El miembro más joven de la dinastía, Jean Arnault, tiene un máster en Ingeniería Mecánica por el Imperial College de Londres y en Matemáticas Financieras por el Instituto Tecnológico de Massachusetts. Actualmente es Director de Marketing y Desarrollo de Relojes en Louis Vuitton. Arnault padre organiza reuniones familiares al menos una vez al mes para discutir los retos empresariales con sus vástagos.

Una familia adinerada con cinco herederos daría lugar sin duda a una serie intrigante, pero a Arnault padre sólo le interesan los negocios relacionados con la publicidad y el arte. Además de una educación de primera clase, dio a sus hijos la oportunidad de asumir desde muy pronto la responsabilidad de las operaciones comerciales. Así fue también como él empezó y, según sus propias palabras, aprendió más a base de ensayo y error. Procede de la ciudad de Roubaix, en el norte de Francia.

Estudió Ingeniería en la École Polytechnique, la principal escuela de ingeniería de Francia, y empezó a trabajar para la empresa de construcción de su padre, Ferret-Savinel, tras graduarse. En 1984, entró en el mundo del lujo cuando convenció a su padre para que cambiara el enfoque de la empresa, de la construcción al sector inmobiliario. Entonces compró Agache Willot Boussac, una empresa en dificultades que, entre otras cosas, era propietaria de los grandes almacenes de culto parisinos Le Bon Marché, pero también de Christian Dior.

Llamó a su empresa Financière Agache, recortó gastos sin piedad, vendió todas las filiales no rentables y empezó a escalar posiciones. Consiguió una participación del 97,5 en Dior, compró marcas respetables pero descuidadas, trajo caras nuevas a los puestos directivos, invirtió en marketing y producción. Invirtió más de 2.000 millones de dólares en acciones de LVMH y finalmente compró la empresa en 1989. A finales de los 80, declaró a la Harvard Business Review que su objetivo era "dirigir la mayor empresa de lujo del mundo", y lo consiguió.

Sin embargo, la vida empresarial y la personal no suelen coincidir, por lo que su matrimonio con Anne Dewavrin se vino abajo en 1990. Estaban casados desde 1973 y tienen dos hijos, Delphine y Antoine. Un año después se casó con Hélène Mercier, 11 años más joven que él y a la que supuestamente conquistó tocando piezas clásicas al piano. Tuvo tres hijos y continuó su carrera de concertista. Sobre todo, fue la compañera silenciosa del ambicioso y enérgico magnate. Llevan una vida de lujo en la orilla izquierda de París, cerca del Barrio Latino y St. Germain de Pres, y su casa está repleta de obras de artistas contemporáneos y modernos, como Damien Hirst, Andy Warhol, Pablo Picasso, Maurizio Cattelan y Jean Michel Basquiat.

La familia creó la Fondation Louis Vuitton y su museo de arte fue diseñado por Frank Gehry. En la primavera de 2019, Arnault donó 200 millones de euros para la renovación de la catedral de Notre-Dame, después de que fuera arrasada por un incendio. Él y su esposa pasan tiempo con sus amigos en sus villas de St. Tropez y Hollywood Hills. Hace poco vendió el avión privado Bombardier Global 7500, valorado en 73 millones de dólares, que tenía un dormitorio de lujo, cuarto de baño y mesas de restaurante, porque los activistas climáticos empezaron a seguir la ruta del avión en Twitter. Como él dice, esto le hace más feliz y puede alquilar un avión cuando necesite viajar.

Las empresas de LVMH no fueron inmunes a los efectos de la pandemia y la recesión: las cotizaciones de las empresas cayeron un 6,9% en un solo día. Sin embargo, en cuanto se reabrió el mercado, sus beneficios en el primer trimestre de 2022 aumentaron un 28% en comparación con el mismo periodo del año anterior. El hombre más rico de Europa es optimista sobre el futuro de su empresa porque aprendió el secreto del crecimiento hace mucho tiempo.

Los clientes deben querer tu producto y la innovación es el motor definitivo de la rentabilidad. Todo nuestro negocio se basa en dar a nuestros artistas y diseñadores total libertad para inventar sin límites", le gusta señalar en sus escasas entrevistas. Sin embargo, a diferencia de los creativos y despreocupados diseñadores de sus empresas, el proceso de producción en las manufacturas está estrictamente planificado y definido con precisión ingenieril.

En la mayor empresa de lujo se presta especial atención a los maestros de los distintos oficios. Desde hace cinco años, las manufacturas se abren al público durante unos días, y los visitantes tienen la oportunidad de ver de cerca cómo se fabrican los productos de superlujo. Este acontecimiento, llamado Les Journées Particulières, atrajo a más de 200.000 visitantes en octubre, y la culminación anual de la celebración de la artesanía superior y las habilidades poco comunes de los artesanos que Arnault llama "el corazón palpitante" tuvo lugar a mediados de diciembre.

En una ceremonia celebrada en la Sala Pleyel de París, la LMVH otorgó a sus 40 mejores maestros el premio Métier d'Excellence, y cada virtuoso recibió un broche especialmente diseñado por la casa de joyería Chaumet. Forma parte de un gran proyecto de la empresa para presentar y acercar la artesanía a las jóvenes generaciones, por lo que 280 de los mejores artesanos de diversas marcas de la empresa visitan institutos de Francia y encuentran a sus sucesores entre estudiantes talentosos y trabajadores. Porque sólo sus competencias pueden garantizar la supervivencia de la empresa en el mercado del lujo.

Por otra parte, LVMH invierte mucho en nuevas tecnologías. 950 startups se presentaron a su Premio a la Innovación, y 21 de ellas llegaron a la final del galardón, lo que les garantiza una gran entrada en el mundo del lujo. Aunque Arnault padre admite con pesar que, a diferencia de él, sus hijos entienden muy bien la NFT y el metaverso, conquistar el mercado manteniendo los valores antiguos y creando otros nuevos le sigue entusiasmando. Tal actitud siempre fue respetada por sus competidores empresariales, y es legendaria la anécdota de que el difunto Steve Jobs le dijera: "Bernard, no sé si mi iPhone tendrá éxito dentro de 50 años, pero puedo decirte que todo el mundo estará encantado de beber el tuyo incluso entonces Dom Perignon.

Texto Dubravka Tomeković Aralica

Fotos LVMH & Feadship