Magia náutica en el sur de Croacia: Unas vacaciones inolvidables

Recuerdos inolvidables en un yate alquilado en el sur de Croacia

Cuando partimos por primera vez hacia el sur de Croacia, nuestro plan para el verano era navegar por las aguas que rodean la isla de Šipan, la mayor de las islas Elaphiti y último punto de amarre nocturno para todos los que navegan hacia Dubrovnik. Pero cuando por fin llegamos a esa parte del Adriático, no pudimos resistirnos. El sur del Adriático es una región de exquisita belleza, surcada por numerosas rutas muy transitadas, de las que intentamos evitar tantas como pudimos.

Zarpamos de Dubrovnik en dirección a Šipan, siguiendo la ruta más corta, y nos detuvimos para el primer baño del año en Lopud. Después de una primavera lluviosa, la arenosa cala de Šunj, una de las favoritas entre los lugareños y los visitantes que se acercan a Dubrovnik, era justo lo que necesitábamos. Cuando esté en Lopud, desvíese un poco para visitar el pueblo de Lopud, cuyo monasterio franciscano de Nuestra Señora de Špilica fue restaurado para devolverle su antigua belleza. La reconstrucción fue financiada por patrocinadores extranjeros y promovida por Francesca von Habsburg.

Antes de echar el ancla en Šipan, navegamos por la bien protegida Boka falsa, la profunda bahía rodeada por tierra firme, el lado oriental de Pelješac y las islas de Jakljan y Šipan. El mar estaba por fin lo bastante cálido como para darse un baño en condiciones, así que continuamos navegando tras una pausa bastante larga.

Pasamos la noche en Kobaš, un pueblecito de la costa norte de la península de Pelješac, y levamos anclas por la mañana para navegar hacia Ston. Si ha viajado muchas veces por las aguas dálmatas y cree que lo ha visto todo, piénselo otra vez: las aguas que rodean Ston son poco profundas, y justo delante de la ciudad el mar se convierte en un largo dedo azul que toca la costa en un punto estrecho.

La ciudad en sí es famosa por sus antiguas murallas, pero nuestra recomendación es una excursión a los estanques de evaporación de sal: toda comida sabe realmente mejor con una pizca de la sal de Ston.

Hablando de comida, Mali Ston está a un corto trayecto en coche de Ston, y es el lugar que debe visitar si le gusta el marisco, o el crustáceo en particular. La mayoría de los restaurantes de la ciudad son verdaderos templos gastronómicos dedicados al culto de la ostra de Ston, o de los menos populares, pero igualmente deliciosos mejillones.

La isla de Šipan, nuestro próximo destino, es uno de los pocos lugares de Dalmacia que no se han modernizado. Šipan se resiste a las omnipresentes tendencias arquitectónicas, es tradicional y -como muchas pequeñas comunidades de todo el mundo- a veces singularmente extraña. Se ha hecho muy popular entre los directores ejecutivos extranjeros y nacionales y los funcionarios públicos de más alto nivel, pero nunca se sabría, viendo lo bien que se mezclan con la multitud local. También lo hacen las celebridades internacionales, pero eso se supone que es un secreto.

Probablemente, el único edificio nuevo de la isla sea el complejo portuario de treinta y cinco millones de euros, ya que el resto de las costosas villas privadas construidas hace siglos para las familias ricas e influyentes de Dubrovnik siguen teniendo el mismo aspecto desde fuera - Šipan sigue siendo una pequeña y pintoresca isla, con un pequeño y pintoresco puerto y varias boyas.

El legendario restaurante Kod Marka tiene ahora competencia en el restaurante Taurus, en el fondo mismo de la bahía, y quienes prefieran alimentar su espíritu antes que su cuerpo pueden pasear hasta el estudio de yoga y masajes Nyama. Se ofrecen clases particulares de yoga al amanecer, pero le dejamos a usted la decisión de hasta qué punto son bienvenidas durante unas vacaciones relajantes.

Por pequeña y pintoresca que sea, Šipan posee un récord mundial: el libro Guinness de los récords señala a la isla como el lugar con mayor número de olivos por metro cuadrado. La tradición de plantar olivos comenzó hace mucho tiempo, cuando la ciudad de Dubrovnik decidió hace siglos externalizar su producción de aceitunas a la fértil isla, bendecida con numerosas fuentes naturales de agua.

En la actualidad, el gigantesco olivar que se extiende por la parte central de la isla sólo sirve para separar visualmente los dos pueblos más grandes, Suđurađ y Šipanska Luka.

Otra curiosidad de Šipan son las cuarenta y tres iglesias repartidas por toda la isla, muchas de las cuales sirvieron (hace mucho tiempo) de refugio durante los ataques piratas. Durante nuestro paseo por la isla, nos impresionaron especialmente los palacios: hay muchos, están bien mantenidos y muchos de ellos están en pleno lavado de cara.

El palacio privado más famoso de la isla es la villa de Vice Stjepović Skočibuha en Suđurađ, que hace varios años se convirtió en un pequeño hotel familiar Božica, famoso por su cocina.

Otro punto gastronómico de los alrededores es el restaurante Stara Mlinica, en el pequeño puerto de Suđurađ. A pesar de su modesto tamaño, la isla cuenta con una clínica con médico, dentista y enfermera, así que no vemos motivos para no quedarnos allí mucho, mucho tiempo.

Al dejar Šipan, viramos hacia Mljet, pasamos por el paso de Harpoti entre Šipan y Jakljan (otro buen lugar para echar el ancla, pero sólo en días sin viento del sur) y luego navegamos por la costa sur de la isla.

Mljet es famosa por muchas cosas: la arenosa y casi tropical playa de Limuni, la cala de Saplunara y la cueva de Odiseo, en la parte sur de la isla, supuestamente el hogar de la infame ninfa Kalypso que encarceló al héroe griego. El cercano parque nacional de Mljet es maravilloso, pero está cerrado a embarcaciones de todo tipo y tamaño, así que nos detuvimos a nadar a su entrada y partimos hacia Saplun.

Saplun, la más bella de las islas Lastovci, es famosa por su playa de arena y sus aguas cálidas y poco profundas, pero no recomendaríamos acercarse demasiado a la costa si no se es el más hábil de los navegantes. Tanto Saplun como la vecina isla de Lastovo son uno de los lugares favoritos de Europa para observar las estrellas, ya que la contaminación lumínica es casi inexistente.

La siguiente en nuestra ruta era Korčula, pero nos la saltamos y fuimos directamente a Pelješac. El pueblo de Žuljana y la cala de Vučine son muy apreciados por los lugareños, ya que ofrecen playas de arena y protección contra los vientos del sur (pero no el mistral, así que cuidado). A sus espaldas se extiende la región de Dingač, portadora del vino del mismo nombre, el producto más famoso de la península. El último lugar que visitamos en nuestro viaje fue el oasis de arena que es la cala Pržina, en el lado oriental de Pelješac.

Nuestro viaje por el extremo sur del Adriático meridional terminó donde había empezado, en las serenas aguas que rodean la isla de Jakljan, quizá mejor descritas a través del objetivo de nuestros fotógrafos.